Un día me vinieron
recuerdos de infancia, esos que se van olvidando con el tiempo pero que en el
periodo de joven-adulto se vienen a nuestra mente como una especie de
"flash-back". Comenzaré recordando que soy hijo de madre soltera y que
para esos años una joven fuera madre y más aún soltera era escandaloso. Para mí
todo iba normal, una casa llena de amor, cariño y actividades, mientras mamá
trabajaba yo estaba al cuidado de mi abuela materna. Tengo que darle
créditos a mi madre y abuela que desde pequeño me dejaron ser libre como una
paloma, siempre me defendieron, siempre me dejaron crear y desarrollar mi lado
más artistoide. Pero este pequeño (yo) tenía que salir al mundo exterior, eso
implicaba jugar en la calle, ir al jardín o escuela, por ende compartir con
otros niños similares en edad. Fue en ese momento que supe que algo no estaba
bien y me di cuenta porque no me sentía igual al resto de los niños. Más que
creer ser único o alguien especial, me di cuenta que había un comportamiento no
natural para el resto, que para mí y mi núcleo familiar era normal. Ese raro
comportamiento para el resto era "La Hombría" que yo no tenía.
Actualmente lo describo como “ese” comportamiento perfecto que el hombre debe
tener dentro de esta sociedad. Nunca lo entendí y creo que hasta la fecha
no lo entiendo. Desde mi inocencia siempre me pareció algo ridículo, algo
inalcanzable. Recuerdo no sentirme a gusto en algunos episodios por
recriminaciones de mis pares y familiares. Un ejemplo de esto fue cuando se me
decía cuál debiese ser mi vestimenta, cuáles eran los juguetes que tenía que
usar. “Las niñas con las niñas y los niños con los niños”; “nada de jugar a la
cuerda, ni al luche, eso es de niñas, tu eres hombre, los hombres hacen
esto, los hombres hacen aquello”.
Yo siempre tan rebelde escuchaba
y sencillamente decía: “está bien”, me daba media vuelta y hacia lo que
quería. Mientras eso ocurría y mientras la vida seguía, siempre me
comporte de acorde a como yo me sentía cómodo o según a lo que a mi parecer
fuera sincero y no actuado/ensayado.
En la actualidad me declaro gay
abiertamente, pero no me deja de sorprender que aún siga estereotipado el
comportamiento del hombre. Ahora lo entiendo, resolví mis interrogantes y la
respuesta me dice que la perspectiva social (heteronormativa) apunta una masculinidad
disfrazada, visual y físicamente donde el hombre debe cumplir con los
siguientes requisitos para lograr ser un macho alfa:
1.- Varonil. Voz gruesa, contextura de hombre po' weona (hombros, brazos, en algunos casos guatita sísmica).
1.- Varonil. Voz gruesa, contextura de hombre po' weona (hombros, brazos, en algunos casos guatita sísmica).
2.-Vestimenta acorde (que
encuentro una fomedad la forma de vestir de un gran porcentaje de la población
masculina, se sabe por qué? no? I'm Gay B***CH).
3.-Exitoso y exitista. Buen
partido, con un futuro próspero, un auto o bien raíz, si es las dos mejor.
4.- Sociable e introvertido a la
vez (suena contraproducente, pero un hombre no puedo demostrar muchos
sentimientos o quebrarse, pero a la vez debe tener personalidad para
enfrentarse al género femenino).
5.- Con carácter y con huevos
(esto es cuestionable, porque llega la mama y se vuelven unos ositos de felpa).
Esa HOMBRÍA me molesta
porque me siento excluido pero a la vez me siento muy hombre, quizá visualmente
no, pero internamente sí. Tengo una voz interna potente para poder decidir cuáles
son los parámetros en que me muevo, tengo la valentía suficiente para poder
afrontar situaciones adversas, tengo coraje para poder desenvolverme en una
sociedad machista, tengo la voz firme cuando el resto de la gente escucha mi
voz amariconada. ¡¡Ni temblorosa ni en tono bajo, Fuerte y decidida!! Tengo
carácter y si llega mi madre soy uno osito de felpa, pero no tengo miedo de dar
afecto, de poder decirle cuánto la amo y la idolatro por heredarme esa actitud
guerrera tan característica de ella. Decidido y autovalente; siempre me
las arreglo para poder conseguir mis objetivos. Alto, con pelos, guatita sísmica,
algo agraciado.
Escribiendo esto me pregunto:
¿Sera que estoy empecinado en crear otro tipo de hombría o una evolución de la hombría
ya existente? (se me olvido comentarles mi narcisismo, hombre como tal).
Estas interrogantes que revolotean
mi cerebro responden el por qué no
encajo en este retrogrado concepto de "hombría". Esta hombría es
superficial, es sólo un envoltorio, tal como el machismo (esta demás decir que
ya paso de moda), pero que en el fondo y culposamente nos gusta (hasta a mí, lo
asumo). Este reclamo que escribo a la sociedad me genera autocrítica, porque es
culpa nuestra no hacernos cargo de este errado concepto de hombría, nosotros lo
alimentamos, a nosotros nos produce placer un hombre con esas características,
ese hombre prospecto nos enamora. Y digo
“nosotros” porque me di cuenta que este gay también cae en la
heteronormatividad.
Ustedes se preguntaran porque
escribo esto. Más que un grito amariconado y una crítica a esta sociedad, mi
fin último es entregar mi experiencia a padres y madres para generar un cambio
en las futuras generaciones. Podríamos dar un buen comienzo con NO etiquetarlos
o encasillarlos. Que su retoño/a utilice esa voz fuerte para luchar por lo que
él/ella crea justo. Que sea hombre o mujer al enfrentar la vida con entereza y
madurez. Que no tenga miedo a equivocarse, que es parte del camino hacia el éxito.
A respetar a sus pares NO por su género, sino más bien porque es persona y merece
el mismo respeto que él. Dejemos el machismo de lado y que ellos puedan elegir
libremente los juegos y juguetes que más les gusten, que puedan crear, vivir y
soñar libremente. Podríamos mostrarle la diversidad de este mundo, lo distinto
que somos todos los seres humanos y lo hermoso que es la diversidad. Generar un
sentimiento de empatía, colocarse en el lugar del otro, así dejamos la
individualidad del ser. Desde mi perspectiva practicando estos mínimos
cambios en su crianza tendríamos pequeños más felices y a la posteridad adultos
felices. Pueden pensar que vivo en un mundo de fantasía, pero que creo que
con estas pequeñas acciones cambiaríamos muchos vicios y enfermedades de
nuestra sociedad (desde mi humilde opinión).
Véalo desde este punto, si pusiésemos
en práctica todo lo anterior, nos trasladaríamos a otro escenario: adultos sin
miedo, donde no sería tema luchar por una ley de identidad de género para sus
pequeños y pequeñas transgénero, no tendrían que esperar que un Daniel Zamudio
falleciera masacrado para que se legisle sobre derechos humanos en la área de
discriminación (etnia, color, condición sexual) enfrentarse con las millones de
muertes de mujeres a manos de hombres machistas abusivos y psicópatas para
legislar sobre femicidio. Su hijo viviría en una sociedad distinta a la que
usted se crió, quedarían sus prejuicios y machismos en el olvido. Es por esto que lo invito sentarse y decir:
¿Qué mundo le entregaré a mi hijo/a? Quiero que mi hijo viva en una sociedad
así? o ¿Quiero que mi hijo viva en un mundo distinto al mío? ¿Quiero que mi
hijo sea más feliz de lo que yo soy?.
Lo digo porque este mismo gay que
usted lee, lo observo y vivió. Quiero ver a niños como yo, ser felices en su
infancia. Saquemos de nuestras cabezas algunos paradigmas instaurados por
nuestra sociedad y cultivados por nosotros mismos, por tradición, por
costumbre, lo que sea. Sáquelo de su cabeza y verá que podemos tener a niños
incluidos e inclusivos en sus casas, colegios, micros y barrios. Esa hombría
mal redactada, no la quiero en mi sobrino, no la quiero en mis primos y no la
quiero en los hijos de mis amigos.